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Por Markelius Wallace,
publicado en 2021 en fanzine Vaga en euskera con esta traducción al castellano.
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“Por primera vez en la historia del pop, un estilo musical surge de un deporte y se desarrolla en torno a él.”
John Blair, The Illustrated Discography of Surf Music, 1959-1965
¿Os habéis preguntado alguna vez por qué a eso que llamamos música surf se le bautizó así?, ¿por qué se asocia al surf esa música y no otra?, ¿desde cuándo?, ¿cuáles son sus claves y cánones culturales y técnicos? Ahora está bastante claro, o meridianamente claro, qué entendemos por música surf: rock´n roll instrumental, al que en las últimas décadas se le ha permitido añadir el pop de armonías vocales con evocaciones playeras. Si la escuchamos de pasada, como banda sonora de películas, series o anuncios, la identificamos inmediatamente, ayudándonos además a ello el contexto de las imágenes a las que acompaña, pero ¿seríamos capaces de definirla a palo seco? Aquí van unas pistas.
Una guitarra que lleva la armonía y otra el ritmo, un bajo y una batería desatada. A veces, un saxo y una trompeta, incluso un teclado. Sin cantante. Como mucho, unos coros o algún detalle para dar carácter al tema. Bien, es música instrumental. ¿Pero qué le hace ser música “surf”? Ya hay escritos ríos de tinta sobre ello. Sobre su nacimiento, evolución y muerte. Sobre sus grandes figuras y sobre sus más oscuros perpetradores. La bibliografía es innumerable. En castellano hay un libro muy interesante y que aporta muchos datos al que quiera acercarse al subgénero. Se llama Summer Fun: Historia de la música surf (2007) y está escrita por dos apasionados del tema: Didac Piquer y Luis González. Hay poco que añadir al respecto en cuanto a hechos, fechas y nombres, salvo nuestra propia opinión sobre su sustancia.
DEL INSTRO A SECAS AL SURF
Desde sus orígenes, en el rock´n roll fueron relativamente numerosos los temas instrumentales. Aunque a alguno/a le parezca que no, cantar bien o con una voz con carácter, aunque desafines un poco, incluso en el rock´n roll, es muy difícil, y cantar y tocar a la vez, todavía más. Por eso había combos que, o no tenían cantante y tiraban de eventuales, o se tiraban directamente al instro. Y aparte, también existía una multitud de músicos cuya destreza técnica iba más allá y le daban a multitud de palos, entre ellos lo que a posteriori se ha venido en llamar exotica (sin acento). Los más famosos (y para muchos/as los mejores, sin desmerecer a otros muchos) de esta época, en orden más o menos cronológico son Duane Eddy, los Ventures y los Shadows. No, todavía no son surf, pero son significativos para su posterior surgimiento.

Duane Eddy era un rockero que tocaba con una enorme Gretsch (marca asociada al r´n r primigenio como la cafeína al café) y cuya técnica le coronó como el rey del twang. Las Gretsch son guitarras de cuerpo hueco que, en la época, se desafinaban con relativa facilidad. Más todavía si les añadías una palanca Bigsby. El twang es una especia de pellizco que provoca un efecto al que su nombre onomatopéyico hace mucha más justicia que lo que nosotros podamos explicar. La palanca en el puente de la guitarra (Bigsby es una marca que registró un determinado tipo de artilugio para ello; luego hubo otros) permite poder subir o bajar medio tono (o más, si te cebas) la nota que se está tocando. Todo ello daba a Duane (aparte de su virtuosismo) un sonido característico e inconfundible, aunque no inimitable. Todavía no se daba excesiva importancia al amplificador y el efecto principal que se daba tanto a voz (en su caso, no) como a guitarra era el echo. Este era un efecto, omnipresente en el r´nr de los 50, que se conseguía en estudio mediante grabaciones de cinta magnética a fin de conseguir un retardo (también llamado delay) en torno a 130 ms. El twang y la palanca (en diferentes tipos) tuvieron recorrido posterior en el subgénero, aunque las guitarras de cuerpo hueco, por razones comerciales (producción y distribución) y prácticas (fragilidad, tipo de pastillas o bobinas de amplificación utilizadas y poca capacidad para producir sonidos limpios cuando hay que subir volumen) no tuvieron mayor recorrido.

Los Ventures ya eran otra cosa. Para empezar, no eran rockeros ni surferos. Aunque bebían de todas partes, eran únicos en su género y la expresión big in Japan se hizo expresamente para ellos, pues allí se les profesaba (y profesa) veneración, teniendo más éxito incluso que en su país, que no fue poco. Musicalmente, era una base formada por dos guitarras, bajo y batería, a la que se añadían vientos, teclados, percusiones y demás arreglos a voluntad dependiendo del tema en concreto, que podía ser un original o, más frecuentemente, una versión de cualquier tipo (temas rockeros y poperos, bandas sonoras, tradicionales, etc., etc.) al que daban un toque único. Técnicamente también fueron la antesala del surf, e incluso les apuntaron a él a posteriori, al usar ya guitarras de cuerpo sólido (primero Fender, luego Mosrite, luego de nuevo Fender), de bobina simple o single coil y amplis modernos (más potentes y con efectos incorporados como el trémolo o el reverb). Siguen activos a pesar de la muerte de su líder, Nookie Edwards, en 2018, y han facturado miles de temas y cientos de álbumes a lo largo de una carrera de seis décadas. La bobina simple da un sonido más limpio y de tonos más agudos, y el cuerpo sólido permite subir el volumen sin que haya feedbacks o acoples. Los amplis modernos (generalmente, Fenders del tipo blackface) permitían más volumen sin distorsiones e incorporar efectos como el reverb (con un tanque de muelles incorporado o en unidad aparte), que le daban un toque húmedo al sonido. Esto puede apreciarse al arpegiar o al tocar notas sueltas limpias, que parecen sugerir gotas de agua. Musicalmente, tanto en temas propios como ajenos, mediante melodías, arreglos, cadencias…, consiguen crear narrativas que nos sugieren ambientes e historias, al contrario que en el r´n´r, que iba directo a las tripas y a mover las caderas.

Los Shadows son otros gigantes del instro, o como posteriormente se ha llamado, Euroinstro. Su especificidad estribaba en que, habiendo un océano de por medio, fueron los primeros, o de los primeros, en adoptar el sonido Fender (la leyenda dice que su líder Hank Marvin tuvo la primera Stratocaster del Reino Unido, que le llegó a través de Cliff Richard, de quien eran la banda de acompañamiento). Mandar amplificadores era más difícil, y el Reino Unido ya tenía una industria de ellos y de buena calidad, así que la base del sonido Shadows ya estaba hecha: Strato + Vox AC30. Los Vox, como todos entonces, eran amplis de válvulas, superpesados y con un volumen relativamente limitado. Su primer modelo popular, el Vox AC15 tenía 15w, poco para tocar por ahí sin PA (equipo externo) y con el batería dando candela, así que salió el AC30 de 30w y luego el AC30 Twin, de doble cono. La especificidad de los Vox, aparte de su estética icónica con el logo, los botones arriba y su telita de rombos, eran las tripas. Usaba válvulas de potencia “europeas” EL84, mientras que los Fender (el ampli americano de surf por excelencia) usaban válvulas “americanas” 12AX7 y 6L6[1]. La Strato era una guitarra superestable y con un sonido cristalino (igual un poco agudo, aunque se podía regular con el potenciómetro de tono) e incorporaba como novedad una palanca “flotante” (luego perfeccionada en la Fender Jaguar, con desiguales resultados). Es decir, el puente estaba sujetado por unos muelles sobre los que actuaba la palanca, que volvía así a su posición inicial sin desafinar la guitarra como en los Bigsby. Estas características de equipamiento de la banda, junto con la técnica personal de Hank Marvin, hicieron de los Shadows un émulo europeo de los Ventures. No tuvieron tanto éxito en los EEUU, aunque en Europa fueron los amos hasta la llegada de los Beatles.
SURGE EL SURF POR GENERACIÓN ESPONTÁNEA
Lo de la generación espontánea es un decir, porque las bases ya estaban, aunque puede decirse que los creadores de lo que luego se llamó surf, como en todas las escenas que surgen con fuerza, puede que no fueran conscientes de ello y simplemente flotara en el ambiente. Vamos a hacer referencia al contexto sociológico, que tanto nos gusta. Estamos hablando de EEUU y Europa occidental en la guerra fría, a principios de los 60: economías en ascenso, progreso social, mayor poder adquisitivo y consolidación de la cultura del ocio. Chavales muy jóvenes viviendo en casas unifamiliares con garaje y con la playa (y su subcultura), cerca. En sus institutos tienen la posibilidad de adquirir o perfeccionar rudimentos musicales (en sus marching bands se iniciaron muchos baterías del subgénero, lo cual se refleja en los ritmos que después tocaban) y sus padres pueden adquirirles guitarras, bien baratas tipo Silvertone en los almacenes Sears, o y más caras y de calidad (pero todavía asequibles a la clase media, aunque sólo en EEUU) tipo Fender, que se producían allí mismo, en California. Las Fender eran lo más avanzado y futurista en su momento. Buddy Holly, que fue la transición del rockabilly a lo de después, tiraba de Strat y parecían la elección natural en cuanto a material “serio” para los chavales de los suburbios (suburbio no tenía entonces la connotación peyorativa de ahora).
Vale, ya tenemos instrumentos y amplis, sitio donde ensayar y nuestro batería toca redobles. ¿Cómo me convierto en música surf? Pues, básicamente toco r´n´r y blues. Domino la escala pentatónica y tengo nociones de guitarra clásica. No tengo pasta para un juego de voces ni me molesto en buscar cantante. De esos ya hay muchos por las grandes ciudades de la costa este (llena de bloques de viviendas donde no pueden ensayar haciendo ruido y donde tienen que contentarse, por falta de pasta, en cantar en la calle con los colegas). Falta el último ingrediente, y… ¿qué es lo que se respira en el ambiente, en la subcultura juvenil (14-18 años) de la época? La surf craze de finales de los 50 y primeros 60.

Hasta los 50 el surf había sido algo para iniciados, y su estilo de vida era natural y bohemio, más cerca de un estilo de vida beat. La “vieja” guardia (hablamos de gente en torno a los 25 años) no tenía banda sonora ni estaba adscrita a ninguna corriente juvenil. Se limitaban a trabajar lo mínimo para surfear lo máximo…, y nada más. Cuando las masas de baby boomers invadieron las playas en todo el país (también en la costa este), la escena cambió completamente. Incluso las tablas, pues había que producir mucho y barato. Estas masas de chavales se movían en masa (de ahí surgió el movimiento hot rod), surfeaban en masa (de ahí vino la tabla en fibra y resina), se divertían en masa (de ahí los bailes y fiestas colectivas) y consumían en masa. El r´n´r clásico, twist, doo-doo-wua y demás no formaba parte de sus códigos. Necesitaban algo propio y fresco, que conjugara con su estilo de vida. De ahí surgió el primer germen del surf y grupos como los Bel-Airs. Los Bel-Airs fueron los primeros que se presentaron como banda surf y ya incorporaban muchos de sus elementos (cuadro clásico de dos guitarras, bajo, batería y saxo, uniformes con pajarita, guitarras y amplis Fender). Musicalmente tenían un sonido menos trabajado que los Ventures y los Shadows, aunque al contrario que éstos, tocaban principalmente temas propios. Al mismo tiempo, en otro rincón de California, un tipo algo más viejo, Dick Dale, creaba sus propios códigos del subgénero. Desarrollo al extremo del equipamiento: amplis de más potencia, unidades de reverb, modelos de guitarra con características específicas para él (para zurdos, con diferentes combinaciones de pastillas y adaptadas a gruesos extra de cuerda). Con ello, musicalmente, consiguió un sonido más rápido y duro. Además, debido a sus circunstancias personales (se había iniciado en la música country, pero conocía también, por su origen familiar sirio, los sonidos del mediterráneo oriental) introdujo técnicas como el stacatto o double picking o la utilización de otras escalas como la frigia, típica del flamenco y la música árabe, que le daban un aire más exótico a su estilo. Por esto y más, merecidamente, se le llama el rey de la guitarra surf y precursor del heavy metal.

CONCLUSIÓN
Sencilla. Rock instrumental preexistente + condiciones socio-económicas californianas + evolución del material musical + surf craze = surf rock. Los chavales lo oían en los ballrooms, lo bailaban (el stomp) y, en una tendencia muy adolescente a querer distinguirse del resto (la gente del valle…) y sentirse parte de una escena propia, lo asociaron inmediatamente al surf, que era el deporte y estilo de vida que practicaban. Las bandas replicaban dando títulos surferos a sus temas (Pipeline, Wipe Out…) y el vínculo ya estaba hecho. Las discográficas hicieron el resto…, hasta la llegada de los Beatles y la british invasión. Los chavales dejaron de surfear y se dejaron el pelo largo.
Simplificando mucho, puede decirse que hasta su decadencia, a mediados de los 60, lo que se llamó y se vendió como música surf fue la fusión del estilo Bel-Airs (chavales blancos, californianos, muy jóvenes, de clase media, con un estilo limpio y semi-rockero, utilizando el mejor material disponible que eran principalmente guitarras y amplis Fender) y del estilo Dick Dale (un hombre mestizo, nacido en la costa este pero trasplantado a California, no tan joven y con experiencia musical, con un estilo más sucio y agresivo, llevando al límite el material Fender que le pasaban directamente de fábrica para desarrollar). Luego la fiebre se extendió a todo el país y parte del extranjero, surgiendo bandas, variantes y subestilos muy interesantes. Podría añadírsele (a posteriori, porque en el momento, no) el estilo vocal Beach Boys o de las bandas prefabricadas de los estudios (principalmente impulsado por Capitol, y otros sellos menores), pero entendemos que no son estrictamente música surf, sino más bien beach music o música californiana.
En cuanto a equipamiento y técnica, podrían resumirse en los siguientes componentes:
- Material Fender o similar: guitarras de cuerpo sólido, de bobina simple y escala corta, para conseguir sonidos limpios y tirando a agudos; amplificadores blackface, de valvulería americana, para garantizar que el sonido limpio se mantenga independientemente del volumen al que se toque; efecto reverb mediante un tanque de muelles integrado o externo, para conseguir añadir un efecto húmedo al sonido seco que sale directamente del ampli.
- Temas instrumentales, con una narrativa propia, evocando diferentes ambientes (desde el playero hasta el del spaguetti western o cine de espias, marcianos, karate, etc.) mediante la alternancia de ritmos y cadencias, a tempo medio o rápido 4×4, con una guitarra reverberada que se encarga de la melodía, y otra limpia o poco reverberada al ritmo, utilizando técnicas características como la del double picking (mover rápidamente la púa arriba y abajo), el glissando (con el double picking, ir bajando por el mástil de agudos a graves) o la palanca de “trémolo” (bajar y subir la palanca del puente para subir o bajar medio tono o un tono entero la nota o acorde que se está tocando), escalas pentatónicas o exóticas, etc.
Partiendo de esto, las combinaciones son infinitas, abriéndose un mundo fascinante para el que se quiera iniciar en su interpretación y/o escucha.
UN EJEMPLO DE SETUP DE AFICIONADO

Hago surf (longboard clásico, casi exclusivamente) y toco en una banda de surf (The Loon Vagos, como su nombre da a entender, eternamente en hiatus), por lo que mi aproximación a ambos es apasionada: no puedo disociarlos y para mí van indisolublemente unidos. Como el surf (deporte), el surf (música) es un viaje personal que nunca acaba y sobre los que las “reglas” sólo sirven de base para empezar el camino.
Personalmente, el material que utilizo, elegido en función de mis manías, posibilidades y circunstancias, es el siguiente:
- Guitarra Fender Stratocaster con cuerdas 09-42 para un sonido limpio y versátil. De esta guitarra se ha hablado y escrito ya todo y en mi opinión es el diseño más redondo y equilibrado que existe.
- Guitarra Fender Jaguar con cuerdas 10-46 para un sonido más “gordo” y radical. La Jaguar es una guitarra de doble circuito, con una botonería demencial que a veces hace que no sepas bien qué pastilla está sonando (si la del mástil, la del puente o ambas, pastillas que le dan una característica salida débil y aguda), a lo que se añade el llamado “estrangulador”, diseñado por algún ingeniero sádico, artilugio del que muchos han hablado, pero pocos han comprendido (entre los que me incluyo) y la palanca en una posición un tanto ortopédica. La amas o la odias y yo la amo con toda mi alma, por su sonido y por lo cómoda que es para tocar, aunque de forma sea un poco “culona” y haya que tener cuidado a la hora de posarla. Es la guitarra por excelencia de la época dorada del surf y estuvo descatalogada mucho tiempo hasta que se volvió a producir con el revival noventero del subgénero.
- Amplificador Vox Pathfinder, de 15w a transistor con reverb de muelles y un trémolo excelente, para volúmenes bajos o ir con PA. Sirve para sacar un sonido “euroinstro”, de forma barata, simple y casi sin mantenimiento.
- Amplificador Peavey Valveking Vk112, de 50 w a válvulas con reverb de muelles, customizado Crimson, con cono Warehouse G12C y valvulería Sovtek 6LSGC y 12AX7, para lograr un sonido y potencia fenderianos, sin el coste añadido, en un ampli robusto, relativamente compacto y no excesivamente pesado.
- Pedal Boss DD-3. Es uno de los pedales de delay digital más equilibrados que existen. Ajustado en un retardo de unos 200 ms da un toque de echo fino, pero perceptible.
- Pedal Boss FDR-1. Es parte de una serie limitada que, en este caso, procuraba simular un Fender Deluxe Reverb del 65, incluso con los golpes de válvula. Con eso está dicho todo. Se pone de salida al sonido seco del ampli y voilá.
- Pedal Rivertronic Tube Screamer Clone. Es una réplica artesanal del mítico pedal de overdrive Ibanez TS-9 Tube Screamer. No es en realidad un efecto muy surf, aunque en la época a veces surgiera debido al deterioro de los conos de los amplis a máximo volumen (me refiero a Dick Dale). Es útil, en pequeñas dosis, para dar un toque de salida y dureza al sonido.
- Pedal Rivertronic Fuzz Face. Es una réplica artesanal del mítico pedal de fuzz Dunlop Fuzz Face, incluso con el chip de germanio, lo cual lo hace extremadamente inestable (puedes pisarlo en plena actuación y que no suene absolutamente nada), pero más auténtico. Es un efecto sucio que se empezó a usar en el instro a mediados de los 60, en pequeños toques tipo inicio de duelo de spaguetti western y que usado en su momento puede dar mucho juego.

RECORDAD SIEMPRE:
“El mejor surfista es el que más se divierte”
Duke Kahanamoku
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[1] Una experiencia curiosa, mezclando los dos mundos, fue la de la marca catalana SINMARC (acrónimo de “sin marca”) que a mediados de los 60 desarrolló unos amplis con la circuitería y estética de los blackface de Fender y valvulería europea. Todavía hay ejemplares por ahí funcionando perfectamente y se les rinde culto por su excelente sonido.
